Quiso hacer un regalo una estrella,
sin saber bien a quien se lo
daría.
¿Sería una mujer hermosa y
bella
o sería alguien que por amor
sufría?
A ciencia cierta no lo sabía,
pero buscaba calmar el dolor.
Algún corazón roto habría…
Roto y afligido por desamor.
Largas horas estuvo
observando
por si alguien le diera su
mirada.
Así vio a una mujer llorando.
Llorando, triste y enamorada.
Esperó mucho tiempo, día tras día.
Esperó mucho tiempo, día tras día.
Y esas lágrimas, no dejaban
de caer.
Pero ella, la estrella siempre
esperaría,
a que la mirara la
desconsolada mujer.
Puso en ella el deseo y la
esperanza,
acabando con su llanto y frialdad.
Acabó su desconsuelo y su
añoranza
y la animó con su inmensa felicidad.
Y así fue, que una noche muy
oscura,
la mujer buscó el brillo de
la estrella.
Y regaló su amplia sonrisa y
su dulzura,
sintiéndose más feliz,
hermosa y bella.
A.S. Pérez