Árbol quise ser para llegar con mis ramas a ti.
Para acariciarte con mis hojas,
para darte mi sombra y mi cobijo,
para sentir en mi tallo tus manos,
para darte la más bella flor
y darte, esa mariposa que se posó en ti…
Para sentirme vivo siendo tu libro
y en voz alta me leas a mi…
Y cuando escribas algún poema
o dibujes un corazón, oyendo el tuyo
pensaré que es el mío el que late
y mi savia llegará a tu cuerpo,
mi savia cargada de amor.
Quiero que mi vida sea tuya,
como cuando te apoyaste en mi
y sentí que eras dulce como la miel
que mi corteza se partía
como cuando se eriza la piel.
Algún día seré esa leña cortada
que se acerque hasta tu hogar,
que prendida podrá darte mi calor
y al verme, sonreirás sin pensar
el calor que recibe mi amada,
el calor que regalo a mi amor,
el amor que adivino en tu mirada.
el amor que adivino en tu mirada.
Európides
Amigo, eres inspirado y escribes hermosos poemas, me ha encantado : ))
ResponderEliminarUn beso
Hola Argelia, muchas gracias por llegar hasta aquí y me alegro mucho de que te guste.
ResponderEliminarLa hice tras leer la que pusiste de Benedetti, que también me gustó.
Besos.