Qué salado quedó aquel mar…
Porque desde el inmenso cielo
miles de lágrimas cayeron
de tristes nubes al llorar.
Qué oscuro quedó aquel día
cuando al sol ya ni lo vieron
porque muy pronto se escondía
cansado de tanto brillar.
Qué brillo cogió esa estrella…
Qué brillo cogió esa estrella…
Porque muy de cerca te seguía
y queriendo sentirse más bella
tu mirada quiso copiar.
Qué triste el no tenerte sería…
Porque cuando cerca te siento
no puedo en ningún momento
dejarte de querer y amar.
A.S. Pérez
Hermoso poema :)
ResponderEliminarHola Argelia, muchas gracias.
EliminarUn abrazo.
En ocasiones el amor es la mayor virtud de la tristeza.
ResponderEliminarHola desastre manifiesto, gracias por tu comentario.
EliminarAsí es, en la mayoría de las veces es el amor el responsable de provocar una tristeza interior que se nota y es visible en los demás. Se podría decir que el amor también a veces duele...
Un abrazo.