Agua que nació ya
transparente.
Aire que te invita a suspirar.
Fuego que domina
incandescente.
Alma que no para de llorar.
Ríos que a su paso siempre
riegan.
Vientos que no paran de
silbar.
Rayos que iluminan y te
ciegan.
Venas que la sangre han de
llevar.
Mar que al enfadarse nos
inquieta.
Lágrimas derramadas sin
cesar.
Ver allí en mi puerta una
maleta
Siento que me van a abandonar.
Pasan días y es larga la
espera.
No sé ni lo que pueda
suceder.
Sé que ya no lo veré a mi vera
y pienso que quizás pueda
volver.
(A. S. Pérez)
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